martes, 21 de mayo de 2013


Analizar el tema de la drogadicción, va mucho más allá de dar un concepto personal, en aras de determinar que tan bueno o malo sea, no solo para el drogadicto, sino también para la sociedad.

Es evidente la división de opiniones que surge al respecto; que sin duda alguna, más que en respaldar o no una ley (como se denota en varias sentencias), esta diversidad de opiniones va de la mano con creencias o posturas personales (como se evidencia en la lectura de “Dos Preguntas Sobre la Droga” y algunos salvamentos de votos de sentencias).      

Si bien es cierto que nuestra constitución como carta suprema o ley de leyes, tiene como fundamento y principal componente el respeto los derechos fundamentales de las personas, el cual debe estar por encima de cualquier otra cosa, postura o ley; valdría la pena determinar hasta qué punto esto puede ser verdaderamente coherente, hasta qué punto cierto derecho tiene que tener tan grande respaldo, aun a sabiendas que me afecta no solo como persona, sino también como parte de una sociedad.

La Corte Constitucional en el veredicto emitido, es muy claro al respaldar su decisión de encontrar ciertos artículos de la ley 30 de 1986 inconstitucionales, por violar ciertos a partes de la Constitución y que efectivamente fueron declarados in exequibles.

Más que pensar si el derecho al libre desarrollo de la personalidad se trata o no de un derecho absoluto o de evaluar en una forma tan positiva la intervención del Estado ante un tema tan delicado como lo es considerar la drogadicción como una enfermedad y más que considerarla, hacer todo lo concerniente para combatirla como enfermedad más que como problema social; se debe aceptar que el consumo de estupefacientes es en la actualidad, tan común como el consumo de un cigarrillo o tomar alcohol, solo que a nivel publicitario o público, aún sigue con tabúes.

Definitivamente este tema es un problema social, que no se puede dejar a convicción o al derecho que tiene la persona sobre sí mismo, sustentado en el libre desarrollo de la personalidad, pues debe prevalecer el interés general al particular.

No nos digamos mentiras, estamos en una sociedad carente de educación, no nos podemos comparar con países extranjeros, creando centros de atención para drogadictos (como se hacen ya en otros países), permitiendo que las personas se sigan haciendo daño, pero tampoco nos podemos hacer los ciegos ante una problemática, que cada vez más llega a todas clases sociales. 

Para solucionar tal problemática, es necesario dos cosas, la primera, aceptar este tema como una enfermedad grave y tratarla como tal; la segunda, cortar de raíz.

Con respecto de considerar a la drogadicción como una enfermedad, se debe precisamente tratar como tal, pero no dándoles la droga como alivio a su enfermedad, sino ayudándolos en todo lo posible para que definitivamente puedan dejar esa adicción.  Claro, puede sonar muy fácil para una persona que su vicio más delicado es el cigarrillo, pero no es un idealismo tan fácil de conseguir, más aun, teniendo en cuenta que existen ciertos tipo de estupefacientes que con su primer consumo, ya generan una dependencia total y peor aún, que es más una cuestión de voluntad, no de llevar un tratamiento como tal.

No soy un médica experta en el tema, pero no puedo creer que la única solución que exista para las personas que ya son consumidoras, sea darles más droga como alivio a su dolor o enfermedad, eso sería como decir que la única solución que existe para ellos es matarlos, pues al fin y al cabo, a ese punto van a llegar, claro, todos vamos para ese mismo fin, pero ellos van más rápido que nosotros, así que lo que se debe, es buscar una solución para los que ya se encuentran inmersos en tales circunstancias y cortar de raíz como ya lo había dicho.

No es verdad ese concepto de libre desarrollo de la personalidad, si fuera tan cierto, no cabría ese “prevalece el bien común al particular” y no se tomaría esta postura para unos temas si y para otros temas no, como se explicó en el voto de salvación (es incoherente decir que cabe el libre desarrollo de la personalidad para la drogadicción, pero no para la decisión de abortar), lo que hizo la corte fue legalizar el trasporte y consumo de la misma, solo que no en grandes cantidades sino que en más viajes.

Para cortar de raíz, no pienso que la solución inmediata sea la legalización de la droga, que prácticamente fue la decisión que adoptó la Corte en la sentencia tan promulgada con respecto a la drogadicción.  Estoy segura que antes de pensar en la legalización de la misma, se debe educar en los hogares y en los colegios, desde los niveles menores, todo este tema de la drogadicción y sus consecuencias, es un punto que es necesario para dejar bases ciertas, con una conciencia, pero sobre todo, con un conocimiento real de las consecuencias de este tema.

Cada vez más son los niños que vemos involucrados en la drogadicción y aunque en la sentencia se niegue esa verdad, detrás de la drogadicción viene la delincuencia, pues lo que se necesita es dinero para cubrir esa necesidad de drogarse. 

Buscando noticias al respecto, me encuentro con un joven de 19 años que presta su servicio militar, en una consulta que fue a hacerme por un problema de familia, me cuenta que desde que tenía 9 años fuma marihuana y ya ha metido otros vicios como la cocaína (vaya, que duro es esto, no me imagino a mi hija que tiene 9 años, uno menos que el cuándo empezó, ya esté haciendo este tipo de cosas), me cuenta que ha robado para drogarse y vivir “en otros mundos”, pero lo más triste, me cuenta lo duro que es estar así y el reaccionar, ya está aburrido de ese tema y sobre todo, de no poder dejarlo.

Deje mis perjuicios personales y le propuse que trabajara conmigo, después de tenerlo una semana trabajando a mi lado, brindándole oportunidad de tener su mente ocupada, evidencio lo inteligente que es, así que es cuando me pregunto, qué hubiera pasado si se educara a este niño desde mucho antes sobre las consecuencias, pero sobre todo, si se le hubiera dado una educación de calidad, mentes como las de este joven con tantas iniciativas y capacidades son las que se necesitan, pero desgraciadamente las oportunidades solo son para unos.

En fin, volviendo al tema, lo puedo resumir de la siguiente forma: primero, debemos buscar una solución para los consumidores actuales, pero no que la solución sea darles droga, sino debe existir otra diferente; segundo, educar desde los niveles inferiores no solo sobre el daño de estas en el organismo sino también en las consecuencias personales y sociales, así mismo, realizar campañas publicitarias muy extensas y constantes en los niveles superiores, que ya hasta saben más del tema que cualquiera; y por último como tercero, legalizar el tema de la droga.

Este último paso no se debe hacer de manera inmediata, no podemos compararnos con países más civilizados, debemos llevar cada proceso de nuestra sociedad de acuerdo a la problemática social que estamos viviendo, yo sé que este punto es contradictorio a los tratados internacionales que están ratificados al respecto por Colombia, pero es una verdad absoluta que se necesita.

Se legaliza la droga, entonces: dejaría de ser un mercado tan bien remunerado (porque es bien pagado no por lo fácil de hacer, sino por el peligro que este conlleva); Colombia tendría gente experta en la producción y elaboración de este mercado; con una conciencia social de las consecuencias de este, pasaría lo mismo que con el alcohol o el cigarrillo, se consumirá? Sí, pero ya bajo una libre decisión, después de habérsele indicado todo lo contradictorio de esto; no se podría dejar las campañas contra la drogadicción como las de alcoholismo y anti tabaco y así ya cada uno haciéndolo bajo su responsabilidad, cada uno va a ser entonces responsable penalmente por lo que realice bajo los efectos de la droga; por último, se pueden convertir en empresas como las del alcohol, donde un porcentaje será para el gobierno.

Todo esto conllevaría a un crecimiento en la ganadería y en la agricultura, pues el tema de la drogadicción ha puesto a los campesinos a trabajar más en esto, que en sus tierras y alimentos, porque les resulta más lucrativo.

En fin, culminando ya, sé que nuestro mayor conflicto va a ser por un lado internacionalmente, porque países como EEUU nos les conviene económicamente que Colombia empiece a crecer más que ellos, sobre todo, teniendo en cuenta que ellos serían nuestros mayores clientes; y por otro lado, nacionalmente, pues los mismos gobernantes y productores de drogas, perderían esa ayuda extra que los tiene donde están, con privilegios económicos y sociales que seguramente no van a querer dejar.

Dejo una inquietud para este último párrafo; en la mayoría de las decisiones de la Corte, prevalece el bien común al personal, entonces, ¿no será el bien común legalizar la droga?, pues al fin y al cabo solo unos cuantos son los beneficiarios.  Por lo menos suenan vientos diferentes, ya el gobierno está hablando de invertir más a la educación, ojala no se quede solo en palabras, porque una verdadera e igual educación es la base del cambio de la sociedad.

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